Sin ninguna duda es uno de los elementos más importantes de las áreas de día de un hogar. En él pasamos y compartimos momentos de descanso y compañía junto a los nuestros, a la vez que define nuestro gusto y estilo siendo el componente central de la estancia. Por ello destacamos tres requisitos fundamentales: estilo, comodidad y resistencia.
Para no equivocarte en la elección, acentuaremos 4 aspectos a tener en cuenta:

 1. ESPACIO

Para salones estrechos, la elección perfecta es un sofá con chaiselonge o rinconera. Obtendrás una plaza extra aprovechando al máximo los ángulos. Esta opción también es adecuada si lo que buscamos es separar claramente la zona de estar de la de comedor. Que el asiento de chaiselonge sea modular con pouf añadido nos dará versatilidad a la hora de colocarla a un lado u otro.

Para salones cuadrados, sofás en paralelo cerrando el ambiente con butacas a uno de los lados. Con ambiente abierto hacia el exterior optar por piezas de perfil bajo para no obstaculizar ni luz, ni vistas. La idea es optimizar las plazas de asiento.

Evidentemente las posibilidades siempre son mayores en salones amplios. La libertad compositiva que ofrecen los sofás modulares nos da la posibilidad de crear distintas zonas de asiento para diferentes usos, creando un conjunto bien integrado. ¡Atención! En espacios reducidos también funcionan estos módulos separados; se consiguen aprovechar mejor las esquinas y los rincones irregulares.

2. MEDIDA

Decidir la forma y capacidad del sofá depende del espacio del que dispongamos. Debes decidir dónde irá ubicado, si estará pegado a una pared o en el centro de la estancia, para separar zonas. Ten en cuenta que los sofás en tienda parecen pequeños debido a la amplitud de espacios. Medir la pared donde va a ir colocado y descontar el espacio para una mesa auxiliar delante y al lado nos ayudará.

3. ESTILO

El estilo del sofá que elijas, debe adecuarse a la decoración de la estancia, pero también a nuestras necesidades

Los sofás de líneas clásicas presentan respaldos más bien curvos, apoyabrazos altos que por lo general suelen ser gruesos, redondeados y presentan acabados voluminosos. Para un ambiente moderno busca sofás más lineales. Respaldos rectos, patas delgadas vistas y brazos bajos, estrechos y cuadrados. Si el salón tiende a lo minimalista busca una estética limpia de rasgos muy esquemáticos. Recuerda que la compra que vas a realizar es para un largo plazo, por eso evita bajar la calidad por un precio menor, porque lo barato sale caro, y no solo a nivel económico, sino también en cuanto a salud y confort.

Valorando las necesidades, opta por un sofá cama si recibes visitas y no dispones de otros emplazamientos. Si lo que te gusta es disfrutar de largas siestas, busca brazos bajos y amplio fondo de asiento. Para momentos de cine y lectura sofás con sistema relax. Con arcones abatibles, para obtener rincones de almacenamiento extra. La variedad que existe seguro que te permite encontrar lo que más se adapte a lo que realmente buscas.

4. MATERIALES

Las estructuras metálicas o de madera son las más habituales. El metal es mucho más costoso, mientras que el de madera con un grosor adecuado resulta igualmente resistente y facilita la movilidad del mueble.

Opta por cojines de espuma. La comodidad juega un papel muy importante en este aspecto. Un asiento firme nos garantiza durabilidad; los rellenos muy blandos afectaran negativamente a nuestro descanso. Cojines de pluma o fibra con presencia muy voluminosa de primeras, a la larga resultan incomodos puesto que este tipo de rellenos se apelmazan más fácilmente.

En cuanto al tejido, para decidirse por un color, hay que pensar en que se adapte al resto de la estancia (paredes, cortinas, muebles,…). Los sofás más combinables son los lisos de color neutro que podrás adornar con cojines o almohadones de colores. Frente a los lisos están los de rayas, que estilizan el mueble; Los de cuadros, que dan sensación de más volumen; O los que llevan estampados para espacios amplios y con luz. A efectos prácticos lo ideal es que tengan amplias cremalleras para el desenfundado. Actualmente existe gran variedad de tejidos antimanchas o de fácil limpieza que facilitan el mantenimiento y la conservación. Los materiales más habituales suelen ser piel, fibras sintéticas o algodón.

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